Durante siglos una aureola de misterio ha rodeado a los Rosacruces, que marcaron el florecimiento de la tolerancia religiosa y del logro intelectual a principios del siglo XVII, con la publicación de tres Manifiestos: La Fama Fraternitatis, La Confessio Fraternitatis y las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz.Estos Manifiestos provocaron que las principales luminarias del mundo intelectual y religioso de 1614 se estremecieran profundamente, y algunos personajes relevantes de la alta sociedad europea se inclinaron en favor de estos textos publicados bajo la égida de la Rosa-Cruz. Considerada durante siglos como una sociedad secreta, o como brujos y magos por gente celosa y mal informada, la Orden de la Rosa-Cruz es una de las organizaciones iniciáticas auténticas más enigmáticas que todavía existen.
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